Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://ezekielanhv417771.humor-blog.com/37175753/la-verdad-detrás-del-cabezazo-de-zidane